El Sanatorio Huerta fue fundado en 1944 en la ciudad de Córdoba, Veracruz como el primer centro de atención médica y hospitalaria integral privado de la región por el Dr. Daniel Huerta López.
Al finalizar su especialidad en Cirugía General, el Dr. Daniel Huerta López, junto con su esposa la enfermera Rosa Rivadeneyra Pérez, regresa de la Ciudad de México a establecer el hospital en su tierra natal.
Desde sus orígenes el hospital se enfocó en atender a los trabajadores del campo y empleados de las empresas más representativas de la región. El Instituto del Seguro Social tenía menos de un año de haberse creado y no existía ningún hospital integral en la zona, sólo clínicas pequeñas de medicina general.
Así el Sanatorio Huerta inicia operaciones con las especialidades de medicina familiar, cirugía general, gineco-obstetricia y traumatología.
Hoy, 75 años después, el Sanatorio Huerta atiende a miles de pacientes brindándoles una amplia gama de servicios y especialidades. A sus instalaciones acuden pacientes de toda la región, en su mayoría de comunidades de la zona centro y sureste del país, incluyendo los estados de Veracruz, Puebla y Oaxaca.
En el terreno que ocupa el hospital originalmente había solares con árboles frutales. Era un espacio heredado por Don Ricardo Huerta Navarro, padre del doctor Huerta López. En la esquina del terreno se encontraba la casa familiar, y en la parte posterior la fábrica y embotelladora de la cerveza Amateca y del refrescode vainilla Jonrón.
El hospital fue construido por etapas. Mientras se construía la primera en la sección de los solares, el doctor Huerta atendía a sus pacientes en el Hotel Iberia, a una cuadra y media de la construcción.
La cerveza Amateca, de fuerte sabor y con fórmula alemana, era muy conocida en toda la región, en especial porque se le atribuían efectos medicinales. Su nombre Amateca, se lo colocó Don Ricardo en honor a su esposa, Doña Aurelia López, originaria de Amatlán. La cervecera fue heredada por Don Juan Huerta López, el hermano del doctor Daniel, quien luego de algunos años la cerró. Entonces dicho espacio fue utilizado para la construcción de unos departamentos que hoy permanecen a un lado del hospital.
En el tercer piso del sanatorio se estableció la familia Huerta Rivadeneyra, Don Daniel y Doña Rosita con sus 7 hijos. De esta manera el doctor vivía arriba del hospital y podía prestar atención inmediata a sus pacientes junto con su esposa Doña Rosita quien siempre le auxiliaba como enfermera y administradora. Desde muy pequeño, el mayor de sus hijos también de nombre Daniel, acompañaba a su papá a ver a sus pacientes y observar las cirugías.
Además de ser el único en la región, el sanatorio también era muy conocido entre los vecinos jóvenes por una alberca que tenían en la azotea, la cual disfrutaban amistades de los pequeños y niños de la zona.
El hospital fue construido usando como inspiración la arquitectura colonial del Hospital Juárez de la Ciudad de México con grandes pasillos y un gran patio central con fuente, rodeado de pilares, arcos y muros recubiertos con azulejo, elementos que a lo largo de los años han generado un ambiente de calidez y tranquilidad para los pacientes y sus familiares, propiciando un entorno agradable que contribuye a una recuperación más placentera, alejado de lo frío y estéril de un hospital tradicional.
El edificio es considerado una joya arquitectónica, la cual hoy en día combina detalles coloniales con la modernidad y tecnología del momento.
Durante la década de los 70s, Daniel hijo se fue a Estados Unidos a hacer su especialidad en Cirugía General. Fue para ese tiempo que lamentablemente Don Daniel sufrió una embolia cerebral por lo que hubo que cerrar el hospital durante 7 años hasta el regreso de su hijo, quien al finalizar su especialidad y con una carrera brillante en Chicago, Ill, vino a hacerse cargo de su reapertura.
Daniel hijo, ahora el Dr. Daniel Huerta Rivadeneyra, llegó con su esposa Ana María Cado Reyes a reconstruir el sanatorio juntos y con mucha dedicación rehabilitaron poco a poco cada rincón del edificio. Primero abrieron un consultorio, posteriormente restauraron algunas habitaciones y uno de los quirófanos. De esta forma en los años 80 se inicia una nueva era del hospital con nuevos aires, visión y equipos traidos de Estados Unidos, así como procedimientos quirúrgicos de vanguardia. Sumando la destreza del Dr. Daniel y la visión de la Sra. Ana María, el Sanatorio Huerta logró nuevamente brillar y alcanzar los máximos niveles de calidad y servicio a la comunidad, elevando el estándar de atención médica en la región.
El Sanatorio Huerta se ha mantenido a través de los años como una institución de gran tradición cordobesa, siendo gerenciado por ya varias generaciones de la familia Huerta, con calidez, ética y transparencia, valores que la familia ha transmitido en la atención médica y hospitalaria.
Durante los últimos cuarenta años la dirección médica ha estado a cargo del Dr. Daniel Huerta Rivadeneyra, hijo del fundador. Su visión de la medicina ha ayudado al hospital a trascender la práctica a niveles de calidad únicos. Con especialidad en Cirugía General en Chicago Ill, el doctor Huerta Rivadeneyra sobresalió con la distinción del Premio de Residencia en Cirugía General en el Michael Reese Hospital, siendo el primer mexicano y latinoamericano en obtenerla. En el Sanatorio Huerta ha realizado procedimientos quirúrgicos complejos que han sido considerados parteaguas en la atención médica en el país y se utilizan como referencia.
La visión en su liderazgo médico ha llevado al hospital a atraer talento médico nacional e internacional, siempre con el enfoque de ejercer la mejor medicina para nuestra comunidad.
El Sanatorio Huerta se mantiene en constante transformación. La empresa está viviendo un proceso de institucionalización a manos de la tercera generación. Con nuevos equipos de trabajo, médicos y especialistas de alto nivel, asociación con proveedores y empresas de alta calidad y nuevos esquemas de trabajo, sistemas y tecnología, se está avanzando con pasos agigantados a la definición de nuevos estándares de excelencia.
Y aún hay mucho más por venir...